Las primeras referencias históricas al enclave de Uncastillo datan de los inicios del siglo X, momento en que bajo dominio del rey pamplonés Sancho Garcés I fue construida la fortaleza que da nombre a la Villa. Como enclave fronterizo frente a los musulmanes, Uncastillo tuvo un papel decisivo en el proceso de la reconquista cristiana, siendo en el ultimo tercio del siglo X escenario de ataques importantes dirigidos por el propio Califa Abd Alarman III o Almanzor.
Tras un nuevo impulso dado a la frontera por Sancho III el Mayor, el Reino de Aragón comenzó su andadura con Ramiro I. El primer monarca Aragonés y sus sucesores fueron ganando territorio a los musulmanes y consolidaron la frontera con nuevas construcciones. Las fortalezas más septentrionales fueron perdiendo su importancia aunque Uncastillo adquirió un nuevo valor estratégico en relación a Navarra. En el siglo XII Uncastillo vivió un periodo de esplendor que ha quedado reflejado en las seis iglesias románicas que conserva la Villa. Debido a este momento de esplendor religioso, cultural, socioeconómico y artístico Uncastillo experimento en esta época un profundo desarrollo urbanístico cuya estructura apenas ha sido modificada desde entonces conservando así todo su sabor medieval.
A mediados del siglo XVI la Villa volvió a vivir momentos de esplendor económico y cultural. Nuevas construcciones monumentales como el Ayuntamiento confirman este renacimiento. En 1543 fue fundado un Estatuto de Artes que llegó a competir con la propia Universidad de Huesca y donde impartió clases el destacado gramático Pedro Simón Abril. A comienzos de este siglo nació el Obispo Pedro Frago Garcés. Autor de Epistolarios y libros religiosos, fue un destacado humanista que estuvo presente en el Concilio de Trento, donde destaco como orador.
POZO DEL HIELO
El pozo del hielo de Uncastillo es una construcción de planta circular de recios muros de piedra y cerramiento en forma de bóveda sostenido por dos grandes arcos de sillares que se cruzan en su parte más ancha.
Consta de dos aberturas, la puerta de acceso y un vano en la parte superior utilizado para el llenado y el vaciado cuando el hielo o la nieve depositada sobrepasaban la altura de la puerta. Existe también un desagüe para evacuar el agua que se filtraba a través del emparrillado de madera del suelo sobre el que iva colocándose la nieve en capas compactas mezcladas con paja.
El Pozo fue restaurado en 1997 por iniciativa de la Asociación La Lonjeta. En su interior actualmente se encuentra el Museo del Frío.
MUSEO DEL FRÍO
El Museo del Frío recupera una tradición aragonesa y muestra al visitante cómo se almacenaba el hielo y la nieve del invierno y se conservaban para ser utilizados en otras estaciones del año.
Este nevero fue recuperado por la Asociación Cultural La Lonjeta, como ya hemos comentado líneas arriba, encargada de promover y gestionar el nevero, y por la Fundación Uncastillo.
En el interior del nevero se ha recreado el sistema de almacenamiento del hielo, y allí se encuentran también algunos objetos relacionados con la fabricación de este elemento natural.
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